Si hablamos de vino peruano, es posible que las opciones que se vengan a tu cabeza se resuman en lo que puedes encontrar en el supermercado más cercano a tu casa, entre otras tantas que quizás hayas visto en redes.
Quizás se te vengan a la mente nombres como Santiago Queirolo, Tabernero, Tacama o Viña Vieja. Si es así, está muy bien. Son cuatro bodegas que mantienen firme la punta de la lanza en el vino peruano, y nos representan muy bien tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, ten en cuenta en Perú hay mucho, MUCHO más.
Sí, Ica es la principal región vitivinícola del país, pero no significa que sea la única. En Perú tenemos vinos desde el norte de Lima hasta Tacna. Además, se cultivan más de 40 tipos distintos de uvas.
Claro, son productores más pequeños, sin embargo, están haciendo tremendos vinos que cada vez impactan más en el mercado.
¿Sabes qué es lo increíble de estas otras bodegas? Que tienen una capacidad de producción reducida (estamos hablando de menos de 1500 litros en promedio), con un buen asesoramiento técnico y con altos estándares de calidad, lo que los convierte en productores de vinos boutique.
Y, por si lo estás pensando, no estoy hablando de vinos dulces precisamente. Me refiero a vinos secos, sin dulzor, a un nivel totalmente competitivo. Vinos que están ganando medallas dentro y fuera del país, que tienen la capacidad de satisfacer hasta al más exquisito de los paladares.
La próxima vez que escuches a alguna persona decir que el vino peruano es malo, o que Perú no hace vino, anímate a preguntarle: ¿cuántas botellas de vino peruano probaron para llegar a esa conclusión? ¿o cuántas marcas conocen? Si la respuesta se basa en lo que se encuentra en la góndola de un supermercado, créeme, no hay sustento alguno.