La calidad de un vino es importantísima, eso nadie lo pone en juego. Pero, ¿qué pasa cuando la imagen del producto no está a la altura? ¿Tendrá el vino la rotación y comentarios que realmente merece?

El efecto “halo” es un sesgo cognitivo que nos invita a generar una opinión acerca de una persona, producto, marca, entre otros. Lo que apoya es que cuando identificamos una característica positiva en, por ejemplo, una marca que no conocemos, aumentan las posibilidades de que valoremos esta marca como positiva a un parámetro general.

Dicho en otras palabras (y poniendo un ejemplo más concreto), cuando vemos un vino que no conocemos pero que nos parece agradable a simple vista, inconscientemente nos sugestionamos a que será realmente bueno sin si quiera haberlo probado.

Respondiendo a la pregunta inicial, nuestra mente puede crear una idea positiva, pero también negativa. Por lo que, de acuerdo a lo que apoya el efecto halo, si una etiqueta no tiene una imagen comercial muy atractiva, lo más probable es que no sea la primera opción para el consumidor frente a otras marcas.

Cada vez más productores peruanos se están dando cuenta de la importancia de sus presentaciones, y eso es algo realmente bueno. 

Con esto no quiero decir que la imagen es lo más importante…¡para nada! El contenido será lo primordial, pero como amantes del vino (y me incluyo aquí) es realmente satisfactorio tomar un excelente vino, en todo aspecto.